Turismo de Retorno. Volver al Pago.
El turismo de retorno habitualmente se genera por la búsqueda del pasado y el encuentro de los orígenes. Es una práctica que pone en valor el patrimonio cultural de las comunidades y fortalece su historia e identidad, por ello se enmarca como “turismo histórico-cultural”.
Estos viajes van mucho más allá de una mera actividad turística y son, en esencia, una práctica vinculada a conceptos, tales como: raíces, arraigo, desarraigo, identidad y valores. Los protagonistas retornan al lugar donde vivieron sus antepasados para transitar una experiencia cultural muy poderosa.
La crisis rural de la década del 90 en Argentina, que incluyo el fin del ferrocarril y una escasa oferta laboral para los trabajadores en el campo, precipitaron el despoblamiento rural que se venía generando de manera gradual en décadas anteriores. De manera opuesta a esta tendencia, desde el 2000 a la actualidad, se da un proceso de retorno al campo. En este sentido, casi como un símbolo, empezaron a desarrollarse propuestas turísticas de retorno.
Un ejemplo muy claro sucede en la provincia de Entre Ríos. La Secretaría de Turismo en conjunto con organizaciones, municipios y prestadores privados impulsaron dos circuitos destacados: “Las Aldeas de Alemanes del Volga” (en la actualidad: “El Paraná y sus Aldeas”) y el “Circuito de Colonias Judías” que abarca el territorio en el que se asentó la colonización hebrea hace más de un siglo. Estas iniciativas, propician recorridos que transmiten las vivencias y el patrimonio cultural de ambas comunidades. Muchos migrantes y descendientes pueden visitar iglesias, realizar actividades rurales, degustar sabores típicos y compartir fiestas y celebraciones tradicionales.
Propiciar “la vuelta al pago”, puede ser una experiencia muy profunda, donde en muchos casos las personas se encuentran con parientes desconocidos, en otros procurar revivir los pasos de los antepasados más cercanos, algunos simplemente vuelven al lugar que los vio partir hace muchas décadas y otros simplemente buscan una identidad, una raíz. Por el otro lado, están los residentes, aquellos que conscientes del proceso que está sucediendo, esperan con los brazos abiertos a los visitantes. Seguramente, juntos compondrán un patrimonio afectivo que irá dando un toque especial a cada lugar.